Leemos libros, seguimos a maestros, meditamos, escribimos y nos angustiamos muchísimo buscándole un sentido a la Vida, llegamos incluso a la ansiedad, hasta que un día comprendemos que el sentido es la propia búsqueda, que esa transformación que sufre el propio ser en el camino es necesaria y suficiente.

Es entonces, con la aceptación del camino, cuando surge la magia de una vida con sentido. Un sentido que no es otro que modelar el propio ser y permitir que la Vida ejerza su poder creativo sobre nosotros a través de las experiencias.

La felicidad llega cuando una mañana cualquiera sonreímos y nos decimos, en tono de broma, pero sabiendo que es una verdad profunda, que nos hemos convertido en una obra de arte sobre la cual Dios ejerce su creatividad.

Oración sincera: "Hágase tu voluntad por encima de la Ley de Atracción y todas mis ambiciones. Hágase tu voluntad."

Muchas veces nos preguntamos que sentido tiene dejarnos la piel en el camino. Nos esforzamos con proyectos personales y espirituales, peleamos, ofrecemos el alma sin recibir nada... Casi parece que nada tiene sentido. Pero lo tiene.

Y es que cuando tú brillas, luce el mundo. Si uno de nosotr@s eleva su vibración personal, se eleva la media del planeta y el universo se vuelve más habitable porque estamos unidos por el alma. Tu luz aumenta mi luz.

Y, sabiendo esto, brillar se convierte en una actividad solidaria. Brillas por ti, sí, pero también por mí.

Hagamos un mundo habitable. Sonríe tú para que yo sonría. Brilla para que yo brille. Eleva tu alma para que todos los demás podamos volar y soñar. 

Es muy sencillo. Esta es la semilla para un mundo nuevo.